Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 23 de agosto de 2013

1778.- DIEGO FÁBREGA MARTÍNEZ


Diego Fábrega Martínez (Taberno, ALMERÍA  1957), componente de Gabar, es un hombre de una profunda inquietud artística, siempre dispuesto a buscarle a la vida sus preguntas, a convertirla en obra de arte, en reflexión del tiempo. Diego Fábrega, que ahora lo conocemos por su inquietud pictórica, tuvo un pasado poético con la publicación de los libros Lento el arado (1978), Dios menor (Alcaen, 93) y Los exilios, poemario preparado para la lectura poética del Aula de Poesía en 1988. 


La poesía de Diego Fábrega
Por Diego Reche
Profesor de Literatura y escritor


En 1994, Francisco Domene, poeta clave y fundamental en el panorama almeriense de los años noventa, y que entonces organizaba el Aula de Poesía de Almería, me recomendó a dos por entonces jóvenes poetas almerienses: Francisco Jiménez y Diego Fábrega. El primero tiró por el camino del estudio y conocimiento teórico de la poesía, sirva como ejemplo su tesis doctoral sobre la obra poética de Julio Alfredo Egea. Actualmente está preparando las obras completas del poeta de Chirivel. Fábrega, por su parte, reorientó su inquietud creativa a otras artes como la pintura y supongo que dejó en el ámbito de lo privado a la poesía. Pero hubo un tiempo en el que Diego Fábrega trabajó seriamente en la faceta poética, no sólo como creador de tres libros, sino también con programas culturales en Vera Comunicación, donde acercó a sus oyentes el panorama literario almeriense. Hablamos de los años 90.

Entre febrero y marzo de 1995 leí su libro Dios menor. Una tarde de marzo tomé café con él en un bar de Alhama de Almería, donde trabajaba de coordinador deportivo. Mi intención era preparar un trabajo sobre su poesía para Revista Velezana, por aquello de ser del vecino pueblo de Taberno. 
Diego Fábrega me esperaba en una plaza céntrica de un pueblo silencioso, a la sombra de la Sierra de Gádor y con el valle del Andarax bajo sus pies. Hablamos sobre literatura, sobre sus aficiones y concepciones poéticas, sobre sus temas e inquietudes, mientras mi grabadora de casette guardaba aquel diálogo roto por el ruido de la máquina tragaperras que nos acompañaba en la esquina del bar. Con aquel material elaboré un trabajo sobre su poesía en unos tiempos en los que la Revista Velezana sólo se centraba en trabajos sobre la comarca y no sobre zonas limítrofes, como hizo más tarde. Aquel trabajo, que no gozó del honor de la tipografía, se lo envié a Diego Fábrega a Alhama, pero nunca le llegó porque ya no vivía allí, en aquel tiempo había regresado a Taberno. Lo realicé en una máquina de escribir eléctrica, que pronto quedó desfasada con la llegada del ordenador. De modo que la actual colaboración parte casi de cero, de recuerdos de aquellas reflexiones y de retomar con la perspectiva del tiempo aquel libro de Diego Fábrega: Dios menor. Creo que quince años después va siendo hora de pagar una deuda. 

En la obra Poesía almeriense contemporánea (Batarro 1990), una desconocida antología sobre poesía almeriense a pesar de la calidad y el oficio de sus autores, Pedro M. Domene y José Antonio Sáez, quienes desarrollan un estudio riguroso del panorama poético del siglo XX en Almería, hasta los años 90, aparecen algunos de los primeros poemas de Diego Fábrega, donde lo relacionan con una nueva poesía en torno al grupo Alfaix y los inicios del Aula de Poesía de Almería, donde intervino, en aquella primera época coordinada por Francisco Domene. Estos son dos de los poemas seleccionados del poeta de Taberno.





EXILIOS

Solos. Sin pan. Sin letras. 
Bohemios de los andenes cuadrados y sombríos, 
sin más patria que cuatro bártulos a la espalda, 
látigos de penuria que se muerde a sí misma. 
Viajeros sin fronteras, del viento, 
pasajeros del día 
en este corto tren del vivir, 
sin llevar otras armas 
que las manos, los brazos desnudos, 
vestidos de sudor, 
el músculo obediente 
y la terca costumbre 
de estar siempre en silencio. 





ESCRIBO DE TI

Escribo de ti, tierra callada y áspera 
donde los hombres miran las alturas 
y entregan al rastrojo su destino, 
su silencio, cubriendo las voces 
del tranquilo arar;
mientras levanta el aire 
las faldas a la tarde 
con la misma indolencia 
de siempre.





Apreciamos la mirada externa del poeta a los hombres cercanos, en su sufrimiento de tiempos de migraciones y a la tierra, que es “áspera y callada”, por lo que esta poesía trasluce un importante elemento de crítica social (vestidos de sudor, el músculo obediente), pero al final queda la “indolencia de siempre”. 
Esta mirada de la vida, que se repite en su tristeza sin poder evitarlo, se intensifica en su libro Dios menor (1994). En él nos ofrece una poesía más depurada y esencial, pero que no pierde los rasgos generales que definen su obra. 
Lo primero que llama la atención es la brevedad de los poemas y una búsqueda de la esencialidad, en un proceso de depuración que los diferencia de sus versos anteriores. La palabra se vuelve más honda. 
Siendo Diego Fábrega un poeta que casi siempre ha vivido en zonas rurales, parece que renuncia en este libro al paisaje externo y apenas se percibe la influencia de la literatura popular, donde lo descriptivo y lo anecdótico es mínimo.
Formalmente son versos abiertos, que requieren de la relectura y de la actitud activa del lector. 
Temáticamente el poemario ronda las interrogantes del hombre: el tiempo, la muerte, la aprehensión a la vida y la tristeza de su fuga. El personaje poético quiere simplemente vivir y pasar desapercibido, desde un humanismo que aspira como mucho a ser dios menor.
El libro, con prólogo de Francisco Domene, se divide en tres partes: “Guía de las horas” (14 poemas), “Dios menor” (20) y “Condenadamente humano” (13). Abre la primera parte el poema “Guía de las horas”, y pronto vemos el paso del tiempo como preocupación primera, que traerá aparejada a sus límites las demás preocupaciones.





GUÍA DE LAS HORAS

El pasar de las horas, 
tan cortas, nos descubre, 
minuto tras minuto, 
que somos vulnerables.
Caídos dioses débiles 
que sueñan.


El poeta se sitúa ante la vida con su “filosofía personal”, o nos lleva en “Requiem” al tema de la muerte y la resistencia a su inexorable ley de llegada.





FILOSOFÍA PERSONAL

Amar la vida, totalmente.
Luego pasan los días y olvidamos 
lo tiernamente olvidable (e inolvidable).






EVOCACIÓN EN PRESENCIA

Al delirio del tacto, 
látigos; a la voz,
cortejos de deseo;
 al sueño, unas caricias 
que piensan; y murmullos 
a tu boca. 
A tu piel, 
una sed vitalicia.


En la tercera parte, “Condenadamente humano”, y ante la condena de ser humano y mortal, el poeta intenta por medio de la palabra mirar cara a cara a la muerte. Y dejar el verso como forma de supervivencia.




RÉQUIEM

Uno vive, es ese,
 tal vez su cotidiano
 trabajo.
Y luego,
 otros recordarán.
Aquí, en esta casa,
 él vivió como pudo,
 ni más ni menos: hombre.
En estos bares, sabiamente
 ungía de cerveza 
sus horas más tozudas.
Qué lástima, tan bueno como era,
 y tuvo que morirse,
 a la jodida fuerza. 


En la segunda parte,“Dios menor”, que a su vez da título al libro, aparece el amor como bálsamo, como compensación ante la existencia y el paso del tiempo.





MAÑANA DE BLUES

Está sola, la calle 
es larga y empinada. 
Hay una enredadera
 donde duermen gorriones 
prisioneros del canto. 
Las hojas del periódico
 tienen manchas de sangre 
y huelen a pescado.
Un perro vagabundo,
 escarba la basura.
La mañana está gris, 
ya no cantan los pájaros






MISTERIO DE AMOR 

Como el viento estás solo.
Entonces unos ojos 
llegan y te iluminas.
Hermoso es el misterio del amor
 e incomprensible, a veces. 






VIAJERO

Silencio. El camino 
callado. El andar 
cansino y el hastío
 en estos versos: 
soy viajero de paso. 


En aquellas antologías de los años 90 se hablaba de Diego Fábrega como una voz interesante y novedosa en la poesía almeriense, sin embargo, esa voz, tal vez por voluntad propia se apagó o guardó silencio, esperemos que sea por poco tiempo y pronto nos ofrezca sus nuevos versos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario